Vientos del pueblo, en Magdalena

La emoción me mantiene con las manos frías hasta el momento que estrechan las de él, en la biblioteca municipal de mi pueblo. Me ve a los ojos, me sonríe y me da un abrazo. ¡Me abrazó Paco Ignacio Taibo II! Exclamo como si fuera una adolescente.

Migde Pino (Cronista de Magdalena)

“¿Dónde está el Librobús?”, pregunta Paco Ignacio Taibo II.

Sale de la biblioteca, saluda uno a uno a los presentes como si los conociera, les estrecha la mano con tal firmeza que va robando sonrisas a su paso. Se detiene y enciende frente a nosotros el primer cigarrillo de la tarde.

Es 20 de noviembre, la plaza monumental está llena de quienes desfilaron, mismos que observan con extrañeza la manera en como la gente sigue a Taibo II con sus celulares.

Quienes lo conocen le piden fotografías, a todas accede, en mano trae un ate de membrillo que no lo suelta por nada, y por momentos comparte la manera en cómo se puede comer con queso cortado en rebanadas.

Pregunta qué partido ganó en el municipio y se sorprende al escuchar que un candidato independiente.

Atento a los detalles se conduce al espacio donde presentará la colección Vientos del pueblo. Un bote y una botella de Coca-Cola lo esperan en la mesa, y las toca para saber cuál de las dos es la más fría. Su sencillez provoca que el público esté más atento.

Una señora se le acerca y le dice: “Oiga, no le hace justicia la cámara, en la tele se ve más…” y hace señas con las manos abriendo los brazos.

No le gustan los protocolos, la presentación es breve. Conecta su mirada conmigo y asienta con la cabeza cuando digo al público que es el principal promotor en México del fomento a la lectura.

El Librobús al igual que Paco Ignacio Taibo II por pocas horas visita Magdalena. ¡Qué afortunados somos!, dice un señor que lo observa. Y es que, entre tantos municipios grandes de Sonora, el escritor eligió a Hermosillo y Magdalena de Kino para promoción de la lectura.

Desde 2013 el Librobús visita las comunidades rezagadas donde el acceso a la lectura es casi nulo y no sólo por la lejanía sino por el costo. El camión arriba a las plazas públicas, se expande como una mariposa que presume las alas con vistosos colores creados con las portadas de un acervo de 4 mil ejemplares.

Entre el público un joven con sonrisa grande y emoción desbordada pregunta que si qué le recomienda para empezar a leer. En la mesa ya tenía los libros de la colección Vientos del pueblo. Taibo II agarra el ejemplar de Canek y le sugiere comenzar con ese libro.

Mientras habla, le dice a un mosquito que lo ronda y le causa molestia “Te voy a dar un zape… le digo a un mosquito conservador que me está comiendo”.

Paco reúne una pequeña torre de libros, muestra cada uno. Éste cuesta 20 pesos, levanta el libro como lo hacen los cobijeros de la fiesta patronal de mi pueblo. Éste se llama Chaplin, de José Carlos Mariano y da un breve relato del cineasta revolucionario. Magón, un anarquista en la Revolución mexicana también cuesta 20.

De a poco van apareciendo las frases.

“Leer es apasionante, es divertido, es transformador, es a toda madre o mejor dicho en el lenguaje políticamente correcto, leer es a todo padre.

“Es una victoria tener 10 Librobuses que se descomponen porque nos los heredaron viejos y chatarrizados”.

Aclara el método que se debe realizar para escoger un libro por cabeza y comenta que nadie debe decirles qué deben leer. Los invita a hacer una fila y pasar a elegir un título, gratis. Le piden firmas, lo abrazan y pueden hablar con él.

Se acaban los ejemplares rápidamente y de nueva cuenta se va el Librobús. La música de los grupos norteños llamados “taca taca” amenizan la tarde. Le preguntan al historiador que si qué opina de los sonorenses.

“El sonorense es cercano, da confianza”, contesta Taibo II y muy sonriente la maestra Estefanía Campoy, la primera dama del pueblo, dice: “Sí somos muy sinceros y directos”.

 

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