Si el corazón de una ciudad está abandonado o muerto, la ciudad está muerta

Jesús Madrid

L. Carlos Sánchez

Si uno camina por la avenida No Reelección de Hermosillo, los colores se adhieren a la pupila. Y forman trazos que construyen historias. Historias que hablan de nuestra identidad.

Desde hace unos años a la fecha este movimiento plástico-urbano, el arte en la calle, paulatinamente ha transformado el paisaje del centro histórico.

El punto de partida se da desde ese centro cultural emergente que por nombre lleva Casa Madrid, el lugar donde un día acontece la presentación de un libro, otro día se pauta un taller de artes visuales, un concierto de rock, de trova, o un encuentro de tatuadores, una exposición de artes plásticas. Entre otras cosas.

Y así la historia: la construcción desde la expresión, el reconocimiento de los que somos y hacemos.

Jesús Madrid es el artífice de este movimiento plástico-muralístico que se desarrolla en la ciudad, entre otras actividades que abarcan otras disciplinas artísticas.

Un respiro para la perturbación que es la violencia. Incesante. La posibilidad de un espacio donde exponer las obsesiones y el pensamiento.

El pensamiento de Jesús Madrid se convierte en respuestas en esta conversación:

Jesús, el centro histórico se transformó, ahora el arte se asoma a nuestro paso.

Hace cinco años abrimos el café, galería, librería, lo que notamos desde la apertura fue que había casas abandonadas, indigencia, incidencia delictiva, tiraderos, falta de alumbrado público, una mezcla de problemas que se siguen viviendo. En este centro cultural independiente en el que estamos trabajando nos sirvió como punto de reunión para muchos artistas y empresarios. Y sabemos que la cultura y el arte ha sido una tendencia mundial que ha funcionado en otros países como medios de rescate de espacios públicos y espacios abandonados, a partir de eso es que le apostamos también a la promoción de la cultura.

Establecernos en el centro histórico tiene mucho significado porque hemos notado que como ciudad de Hermosillo hay un desapego total a las raíces históricas, entonces es muy significativo que este proyecto haya empezado desde el centro hacia afuera, las otras zonas de la urbe, porque el centro de una ciudad es el corazón de esta misma y si el corazón de una ciudad está abandonado o muerto, la ciudad está muerta, y hay un desapego a nuestras raíces que se ve reflejado en la identidad económica que vivimos los hermosillenses.

Vemos que este desencanto y este perfil sicológico que se vive en los hermosillenses en general, a excepción de unos cuántos, va vinculado directamente con la identidad económica que se vive hoy como ciudad, identidad cultural, y al no haber un apego a nuestras raíces históricas estamos viendo que va vinculado a que la industria económica en Hermosillo es meramente extranjera. Al no haber apego a las raíces vemos que el centro de la ciudad, a pesar de ser una capital, es la única que tiene el centro histórico abandonado, es la única que venera más a las bandas que tocan covers a comparación de otras ciudades que les dan valor a la producción y creación local. Y muchos detalles como el que el monumento turístico de Hermosillo sea el Cerro de la Campana pero que a la vez tengamos la hipocresía de que las colonias aledañas al Cerro sean las más vulnerables de la ciudad, o entre las más vulnerables.

Para nosotros fue una necesidad que surge a partir de que vimos el problema de seguridad en esta zona fuimos víctimas de la inseguridad, en 2014 tuvimos un asalto a mano armada, y decidimos a chambear en proyectos que sirvieran para rescatar y mejorar el entorno principalmente en el tema del tejido social.

¿El arte como un dosificador de la violencia?

La cultura y el arte sirven para rescatar a las personas. Me siento parte, porque lo he vivido, el contacto con el arte en mí ha sido reciente, desde que abrimos este espacio fue que empecé a estar en contacto con el arte y mi vida ha sufrido una transformación total, antes mi vida era muy distinta, encontré inspiración para trabajar en proyectos de rescate de la ciudad a través de la cultura y el arte.

¿Esto es a partir de la capacidad de ponerte en los pies del otro o es a partir de que amas a tu ciudad?

Es a partir de las dos cosas, de que amo a mi ciudad pero además de estar en contacto con una infinidad de personas. El centro es una zona geográfica donde caminan, confluye el conocimiento, participan muchas personas, de todos los estratos sociales y al estar en contacto con todas estas personas desde el tema de la cultura y el arte, te abre la mente y te amplía el panorama de lo que realmente está sucediendo y sinceramente yo encontré aquí una inspiración y una motivación para rescatarlo, siento que me sensibilizó mucho para notar los contrastes económicos que se viven en el centro pero después en toda la ciudad y esto me motivó para trabajar con el primer proyecto de Casa Madrid: De las galerías a la calle.

El origen, el arraigo, la ciudad

Jesús Madrid es un lector contumaz. Se habla de tú con los libros. En el seno familiar, influencia de los padres, los títulos siempre fueron presencia y diversidad.

Como todo ser humano, la infancia inexorable, ese lugar en el que todo es mágico y no hay imposibles.  Jesús la vivió desde su horizonte, aquí un fragmento de esas puestas de sol:

Soy del poniente de nacimiento, pero me convertí en una persona del oriente, desde que me vine al centro histórico me identifiqué totalmente, me gustó muchísimo toda esta zona y tomé como decisión de vida venirme a vivir para acá, tal es el grado que trabajo en el centro, vivo en El mariachi, me muevo en esta zona, y a pesar de no haberme criado aquí, de no conocer a toda la gente, estoy disfrutando mucho esta zona.

De niño recuerdo que el juego que más me gustaba era el de policías y ladrones, no sé si eso se jugaba en todas la colonias, nos juntábamos un grupo como de treinta morros. Éramos aventureros, la colonia se prestaba: Capistrano y El llano, que eran las últimas colonias de la ciudad. Nos íbamos caminando al monte, nos encontrábamos de lo que fuera, incluso víboras. Me acuerdo que una vez nos metimos a un canal que está cerca del bulevar Luis Encinas, nos metimos para ver hasta dónde llegábamos.

Siempre andábamos explorando, corriendo por todos lados, nos íbamos al Mezquital del Oro, y adonde ahora es Campo Grande Residencial, todo ese desarrollo que se dio a partir del 2007 antes era puro monte. Fue una infancia divertida.

¿Te sienta bien tener el arte como una bandera, como un proyecto de vida?

Sí, porque me identifico totalmente, es algo que me ha funcionado en lo personal, y es algo que le puede funcionar a muchas personas. La cultura y el arte sirven como motor de desarrollo social, como motor de desarrollo económico, creo que es muy subestimada y subvalorada en el tema de los alcances que pueda tener. Cuando tú platicas, sobre el tema de cultura y arte, lo primero que te dicen es: oye pero el principal problema es la seguridad pública, el tema de desempleo, la economía. Yo siento que necesitamos romper con esa idea de que el arte no puede influir en la economía y seguridad, creo que influye directamente y se tiene que voltear a ver este eje, y tomarlo como motor de rescate en todos estos temas: seguridad, empleo, derrama económica, cualquier tipo de desarrollo social. Solo así cambiaremos el rumbo de las cosas.

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