Aziz Córdova
40 likes para un poema
He aquí la cumbre de mi vida
que, desde ahora no puede sino mejorar
seguro aprendo a bailar
y consigo una novia californiana
y ella, ninfa de la suburbia,
me convence
de que 40 likes es muy poco
de que puedo aspirar a mucho más
y convertirme tal vez
en el mejor poeta de la galaxia
(el título del universo se lo disputan Baudelaire
y algún pretencioso de Alfa Centauri)
seguro que ahora soy capaz
de escribir magistralmente
al menos un soneto diario
y complacer
a las élites en tinta de calamar
que hambrientas de referentes
buscan otro tótem
para su ridícula autorcracia
seguro encuentro un yate
(opulencia espontánea)
con moño de regalo
encayado en el porche de mi nueva casa
amueblada
con esqueletos de ballena
y un timbre que suene
a gloria
y jolgorio
a hospitalidad
y orgasmo
seguro despierto un día
levitando
y con mis manos
siendo capaces de curar
a los exiliados
de su insufrible nostalgia
a los muertos
del tremebundo silencio
a los amaneceres,
atardeceres,
vampiros,
la llorona,
el mayordomo asesino,
la femme fatale
del escandaloso cliché
y a mis contemporáneos
de la soledad que implica
ser
entonces cuando menos lo espere
estaré vacío
como esas pieles que las serpientes dejan atrás
porque mi alma se habrá filtrado por mis poros
y el cielo raso
y las nubes
y la atmósfera
y la materia oscura
hasta llegar a la verdad
…
seré entonces beatificado
y ya no sonará extraño llamarme poeta
y se me adjudicarán
todos los estupefacientes
todos los psicotrópicos
todas las enfermedades venéreas
mi novia californiana
dará entrevistas
y venderá frente a las librerías
descripciones
hipermegadetalladas
de mi luminosa cornamenta
y nuestros hijos
me admirarán
más que nada
por ser un extraño
mi cuerpo claro
será el cascarón
de una leyenda
humanamente triste
y prenderé veladoras
para el arcángel del sopor
y hablaré de cine o de marxismo
con fluidez de pocho
y me invitarán a Vienna
porque necesitan alguien
de quien reírse
y estaré ebrio todo el día
y escribiré cosas tristes
o cosas serias
que es lo mismo
y me tatuaré a los cuarenta
una teibolera en llamas
seré el santo patrón de los desesperados
y tendré piedad para todos
y los jóvenes desertarán en masa de las escuelas
al leer mi poesía
porque sabrán que la vida es absurda
y si un viejo puto puede ser un dios
cualquiera puede al menos ser feliz
y los jóvenes acudirán en masa a mis libros
y levantarán templos en su miseria
y estaré por siempre
grabado en su inocencia
entonces crecerán
y seré de pronto
demasiado mainstream
para su genio
y escribirán
incansables e irreverentes
estridentes malolientes
y escribirán
poesía chueca
y retorcida
y patética
que serán violaciones de mis versos
que a su vez fueron violaciones de otros versos
y lanzarán saetas contra mi memoria
y se burlarán de que retuitiaba memes
de que en 3ero de primaria vomité a una maestra
de que alguna vez hablé del corazón
y lo rimé
con melón, con avión
con desolación
y me convertiré poco a poco
en un fósil indigerible
seré anacrónico
y mis palabras sonarán
más aún
más violentas
más ridículas
más descafeinadas
y mis antiguos devotos
rezarán porque me calle de una puta vez
y será inevitable
que piensen:
“ojalá se hubiera muerto a los 20…
ojalá no le hubiera dado like”.
A los 16 nunca nadie dijo:
Quiero un Buick destartalado para darle raite a mi yerno
vividor
Quiero un perro flaco y negro que se coma los pañales
del hijo no planeado de la hija de mi vecina de arrugas
prematuras
A los 16 nunca imaginé que todos mis planes fuesen a
fracasar o de plano ni siquiera a arrancar,
soy de esos corredores que les da un calambre medio
segundo después del disparo de salida,
soy de esos chavos que atormentaron por meses
para morirse el primer segundo del Día D,
no alcancé ni a ver la meta
no le pude ni mentar la madre al Hitler.
Sabía que tenía mala suerte, pero nunca imaginé que tanta.
Sabía que las cucarachas huyen de la luz,
pero no que estaba condenado a pulular eternamente en
esta alcantarilla
a embarazar a mi mujer una tras otra vez
y juntarnos en un jacal que medio se sostiene
y engendrar una familia que medio
prospera y acumula y despilfarra en las fiestas santas
¿con cuántas tamalizas redime uno a todos los sueños
muertos?
No volví a patear un balón
ni a imaginar que el estadio cantaba mi nombre
mientras yo, chimuelo alcatraz neón, alzaba los brazos
ofreciendo mi gol a los dioses
ni volví a fijarme en pequeños detalles, texturas, colores,
nomenclaturas, etimologías,
historias que me emocionaban
las cosas (porque empecé a llamarlas cosas) se volvieron
elementales, se vaciaron y yo,
resignado, les puse un precio acorde a la banca.
A los 16 ya nos habían enseñado más o menos que la esclavitud se había abolido:
Y que el compás que seguimos todos los días como monos
cilindreros se llama disciplina
Y que el látigo no es un látigo sino el miedo que tenemos
al fracaso y la irrelevancia y a no ser felices y blancos
y hermosos
con hermosos dientes blancos siempre de fuera
en nuestras hermosas fotos familiares que iluminan la sala
y la certeza de que iremos al cielo
A los 16 ni se me pasó por la cabezota que nos salvaríamos del monstruo del dinero, porque pos igual nunca hay
Y que seríamos como los primeros y únicos buenos cristianos pobres tan pero tan pobres
que lo único nuestro nuestro serían los huesos roídos hasta
la médula por el cruel mundo cruel
A los 16 ya estaba uno lleno de mugre y el hambre era
nomás un mal presagio
y uno no era supersticioso
uno era hasta escéptico
¿cómo dios, deja tú dios, cómo nadie de las millones de
personas de este país
no se iban a tocar el corazón y echarnos una manita?
Pero a uno se le hunden los días
y los días y el frío calan
calan canijo y hondo muy hondo
hasta quién sabe dónde.
Dime
¿no te da risa?
¿qué hace allá la policía federal?
¿cuántas avenidas tendrá el corazón?
Tengo una terrible fobia a que me den un cabezazo en lugar de un beso
Nunca he pasado sólo un día sin estar preocupado porque
presento síntomas de alguna enfermedad extraterrestre
nunca había experimentado el vértigo que causa ver el
fondo de un recuerdo desde el olvido
nunca pude reír a todo pulmón hasta que me enteré que al
final nos teníamos que morir
nunca he robado un beso porque Vivi estaba loca y la única vez que lo intenté me dio
un cabezazo
nunca lo volví a intentar porque Vivi me dejó traumado y
ahora hasta adquirí un tic de pánico fulminante cada que
debo besar a alguien
nunca puedo recordar a Vivi y no reírme porque una vez
me dio un cabezazo ¿qué demonios le pasaba?
nunca me canso de imaginar que Vivi leerá esto algún día:
“Vivi fuiste lo mejor de mi vida”
nunca me he sentido solo por más de un nanosegundo
porque
nunca estuve solo porque
siempre estuviste ahí chingándome la vida
nunca te agradecí lo suficiente
nunca me di cuenta de tu paciente labor que implicaba
curar mi humanidad, desde mi primera letra hasta la actualidad,
con gasas de agua marina traídas desde tu playa
olvidada, ya conocías el desenlace Vivi, lo habías visto
muchas veces Vivi, te diste una manita de gato Vivi, me
dejaste a flote Vivi, apartaste tus tormentosos deseos de
destruir
nunca me fijé que tienes un nombre tan extraño para la vista Vivi Vivi Vivi Vivi Vivi Viví queriendo quererte menos Vivi Viví aletargado desde que me jodiste el tabique Vivi Vivi Viví como parásito en tu recuerdo hasta que pasó el dolor
ahora no sé qué tengo Vivi porque Viví esperando tu opinión oblicua acerca del espacio que abarcan mis manos
una teta, dos tetas, dos tetas y un corazón y toda la vida,
decías reías
nunca olvidaré todas esas tonterías que me enseñaste a
maquinar “¿y si a la gente le saliera un nuevo pezón
por cada año cumplido?” decías reía-mos
nunca cometí la barbaridad de esperar que me esperaras
te sobraban años
a mí me faltaban
te sobraba talento
a mí me faltaba
te sobraba belleza y
nunca me dijeron Quasimodo,
pero poquito me faltó
nunca te gustaron los poemas que parecían escritos en 20
minutos, menos aun cuando realmente habían sido escritos
en 20 minutos,
pero te escribo Vivi, te escribo y te creo
¿Qué símbolo puedo esconderte entre los muslos Vivi?
Vivi Vivi Vivi Viviste cristalinamente, tú no eras otra cosa
que luz, ni yo que un coyote con sangre de gallina en las
encías huyendo de tus escopetazos
Vivi Viví sobreviviéndote reincidiendo reincendiando tus
huesos ruinas jaulas trincheras
nunca creí que me creyeras eso de que ibas a ser inmortal
por este poema, por eso cuando creíste que te creí que me
creíste no hacíamos otra cosa que mentirnos para acelerar
los trámites del amor
y de la muerte espiral que se escondía en cada beso que
me atornillabas y viceversa cuando el día ardía
Viví Vivi bebí Vivi
nunca he sabido como soltar tanto cachivache
tanto recuerdo que vengo arrastrando
y
nunca he querido saber.
Aziz Córdova (Agua Prieta, 1995). Poeta. Publicó el libro Como siempre llego tarde (o me vengo muy pronto), de donde se retoman los poemas aquí publicados.
Excelemte!!!
Gracias por leernos. Un abrazo.