Danny Landa
Todos nos hemos sentido idiotas alguna vez al querer salvar al mundo y fracasar, todos nos hemos enamorado de proyectos comunitarios, de la fuerza de la multitud y el abrigo de la solidaridad. Todos nos hemos permitido decepcionarnos a mitad del camino, compramos el “otro discurso” de que el cambio empieza por uno mismo y nos quedamos ahí, en nosotros mismos, pero claro, con la consciencia tranquila. Después de un rato algo nos sacude, o nos paraliza, y solo contra el mundo deja de ser una opción.
Idiot-Syncrasy del grupo Igor y Moreno, nos planteó ayer su intento de salvar al mundo, como ellos mismos lo expresan, hemos prometido que no nos separaremos. Una pieza acerca de accionar y resistir, juntos.
El escenario de inicio llama a la luz, sobre linóleo blanco, tres anchas cortinas del mismo color desplegadas desde el techo, intercaladas hacia atrás, fue poner la “magia” de las piernas del foro sobre la mesa, era declarar que no había entradas y salidas. Los dos intérpretes aparecen, nos observan mientras permanecemos bajo el compromiso de la luz de sala, cantan y su voz viene de un lugar melancólico. Cantan para disponerse, para pronunciarse en la lucha, para pronunciarse a sí mismos y para disponernos como espectadores. Las voces se vuelven saltos, brindis, giros, y todo lo que se les pudiera ocurrir, eran acciones concretas a las cuales les daban todo el tiempo de suceder, resistían juntos. Jugaban a escondernos cosas, el sudor de sus evolutivas acciones por ejemplo, al cambiar constantemente de camiseta tras las piernas del escenario, había una idea de no progresión. En el momento en que el engaño se volvía evidente, lo volvían evidente, manejaban el timing exacto de la comedia y la verosimilitud.
Poco a poco la atmósfera se fue densificando, en iluminación y tensión entre ellos, ahora girando, cambiaban la velocidad, la distancia, de nuevo, no importaba, lo hacían juntos y lo agotaban juntos, hasta volverlo sensual, pensar en entrometerse entre ellos te hacía pensar que podías lastimarlos. Pararon a su tiempo, o en realidad nunca pararon, como lo prometieron, resistieron hasta el final.