Lo construía como un sueño desde mis manos
Jorge Amaya
…me trae recuerdos del lugar donde viví por mucho tiempo en mi infancia y juventud.
Evoco la sensación de sentirme unido al papalote, de cuando mi mente volaba junto con él, hasta parecía que éramos uno mismo. Añoro sentir el aire, la arena que levantaba al verlo volar por las alturas, allá arriba donde se veía pequeño, frágil.
Tener la sensación de lo imposible, no poder volar, pero mentalmente meterme en ese vuelo, sostener con cáñamo su esqueleto de carrizos que nacieron solos en el huerto del abuelo y que fueron cortados por mis manos para convertirlos en esos objetos del viento.
A los ocho años fue cuando aprendí a volarlos y recuerdo la emoción de querer ser yo ese papalote para sentir el aire en de las alturas en mi cara. Ahora explico el proceso de fabricarlo y el cual consiste en cortar carrizo, tener cáñamo suficiente para amarrar el carrizo en cruz, después vestirlo con hule de bolsa, el reciclado perfecto que habría que conseguir con la abuela o con la mamá; ingeniársela para encontrar trapos para la cola y al final, lo más anhelado por todos los niños que fuimos: verlo volar que es un encanto. Y para mí más porque el papalote lo construía como un sueño desde mis manos.
La mejor aventura, tirar papalotes, más cuando los volábamos en la playa: perderse en el sol, ver el azul del mar.
Al principio era una frustración porque no volaban, pero después fui un experto, no como Juan al que le decíamos el indio, quien era oriundo de Chinipas, Chihuahua, él se la rifaba en el dominio del vuelo.
Lo que más recuerdo y nunca olvidaré es que me encaba ver a los papalotes surcando el cielo, y siempre mi desesperación porque yo quería volar y mi mente decía sí puedes, pero mi cuerpo decía que era imposible que el viento me llevara junto a al papalote, entonces era cuándo corría para iniciar el viaje del objeto volante, al mirar cómo se elevaba me sentía libre y al verlo en el cielo me sentía yo también entre las nubes.
Arriba de las dunas experimentaba la sensación de la arena en mis pies que calzaban huaraches de tres puntadas que nos hacía Martin, el papá del indio Juan, los mejores momentos, los más hermosos recuerdos: volar papalotes.
Felicidades heres una persona muy aplicada e inteligente un ser extraordinario te amor amor de mi vida
Muy padre felicidades papá te amo y eres un ejemplo
Muchas felicidades mil bendiciones 🙏🏽🥳
Hermosos recuerdos, pude imaginar cada momento. Muchas felicidades señor, mi admiración y aprecio para usted
Muchas felicidades compañero sigue adelante un fuerte abrazo