
Carlos Sánchez
La idea de que el artista puede vivir de su trabajo es cierta
Traductor, editor. Luis Javier Mondragón tiene el filo en la pupila. Aguzado escudriña a profundidad lo que lee.
En su generosidad por compartir el conocimiento, hace unos días visitó Hermosillo, Sonora, en el marco del Programa de Actualización para Profesionalización del Arte (PROA), que organiza Instituto Sonorense de Cultura en coordinación con INBA, FONCA y Secretaría de Cultura.
Luis Javier vino a impartir el módulo cinco de este programa, en el cual propuso los temas: Herramientas y elementos legales para la producción artística.
“El objetivo –comenta Luis- es intercambiar conocimiento, esa es la parte esencial, pero tiene qué ver también en esencia traer información ( y llevarme, por qué no) sobre el derecho de autor y la propiedad intelectual, en el sentido de que lo que tratamos de discutir en este taller es cómo nosotros podemos utilizar el derecho de autor, la propiedad intelectual y la legislación existente para generar más allá de la protección, la circulación de bienes culturales, generar una economía creativa y que los artistas o asistentes puedan repensar cómo pueden vivir de su trabajo. La idea de que el artista puede vivir de su trabajo es cierta, pero requiere profesionalización, disciplina y trabajo, como cualquiera otra profesión a la que nos dediquemos.
“Evidentemente un taller o un módulo no va a alcanzar a cubrir todas las necesidades de profesionalización, pero tenemos que poner este trabajo dentro de un contexto, puede ser en redes colaborativas, aquí hay veintiún artistas, están recibiendo esta información que ya podrán replicar, pero seguramente también generarán entre ellos, proyectos comunes, esa es una de las ventajas que se pueden tener con este tipo de talleres, sobre todo el quitarnos esa idea extraña de que al artista no deben corresponderle estos temas cuando sí le corresponden, porque eso es parte de su trabajo y su vida y tiene qué ver con el respeto para su profesión”.
–Los tiempos han cambiado.
–Los tiempos están cambiando, estamos en una coyuntura, si nosotros queremos analizarlo de una forma dura de la parte legislativa. Acaba de cambiar la Ley General de Cultura, para mí es perfectible esa ley, siempre dicen lo mismo, que es mejor, y lo que sea, pero lo que nos dejaría es que hay una coyuntura legal, se está generando, entonces se tiene que aprovechar, porque la tendencia o lo que va a generar, aunque no se pueda ver en este plazo, ya se está comentando: hay un cambio. El cambio del artista empírico, un poco más feral, si se quiere ver así, o aprendiendo en el golpe o porrazo y con problemas o teniendo ocupaciones dobles porque no puede dedicarse nada más al arte, la idea es que eso se vaya revirtiendo: poderse dedicar a lo que verdaderamente quieres hacer y tener la certeza de que puedes tener seguridad económica, seguridad jurídica, seguridad incluso social, tendría que lograrse todo esto a futuro.
Algunos nos dirían que es Octavio Paz
En la oportunidad preciosa, en el afán de ir más allá y extraer de su bagaje, ese cúmulo de visiones a partir del estudio, sacamos a bailar a Luis Javier, donde la música tiene otro son.
–Luis Javier, ¿para ti quién es el mejor escritor de México?
–¿El mejor escritor vivo?, me es complicado elegir. Trabajo en una editorial, ya lo comentábamos al iniciar la entrevista, yo creo que lo que tiene en particular la creación artística contemporánea no solo en las letras, sino en cualquiera de las ramas, es que ya no hay grupos, entonces ya no podemos decir quién es mejor o peor como antes se decía con tal vez un poco más de certeza. Si me preguntas desde antes yo te diría: tengo la certeza de que el mejor escritor mexicano es Rulfo, sin lugar a dudas. Ahorita no puedo asegurar quién es el mejor, porque la práctica artística se ha extendido en tantos lados y tiene tantas ramas que ahora eso es lo que resulta interesante, que no existe una figura central que digamos él es el bueno, tal vez la institución lo quiera colocar, pero es un trabajo institucional que siempre tiene la necesidad de colocar un héroe que representa las letras, creo que a nosotros si nos gusta el arte y la cultura tendríamos que empezarnos a desvincular de esa idea, y pensar que la creación artística que tenemos en México ahorita es muy rica y no tiene qué representar necesariamente un canon, parece que le estoy dando un poco de vueltas a la pregunta y no quiero comprometerme a la respuesta, pero sí creo eso, necesariamente, que están cambiando nuestras dinámicas de creación.
Sería impensable decir que se puede generar un movimiento artístico, eso fue un fenómeno de mediados y finales del siglo pasado, pero en la actualidad ya no funciona así el arte contemporáneo, y eso es lo que tiene de rico el arte: tanto en literatura como en fotografía, por ejemplo, todos tenemos una forma de expresión distinta.
–Mencionas a Rulfo y quizá muchos pensamos en él y podemos coincidir, pero yo pondría en competencia, con Rulfo, a Pepe Revueltas. ¿Por qué a Rulfo lo conocen tanto y a Revueltas, no, teniendo tanta obra y más diversa?
–Revueltas me parece también un gran escritor, y tendríamos muchos más ejemplos, la tradición literaria que tenemos en México es basta, buena, y tendríamos que recuperarla. Tenemos grandes escritores, a mí me fascina Villaurrutia, por ejemplo, me parece un gran poeta, tenemos poetas olvidados como José Carlos Becerra, tenemos otros narradores como Yáñez, que se nos han ido olvidando, a mí me parece que lo que pasa es que Rulfo sí logra una concentración de nuestro lenguaje, para mí más que un narrador es un poeta por su forma de ritmo, por la forma en que escribe.
Pero salen más nombres que más o menos podemos meter dentro de la tradición, en tu pregunta anterior, siento que se rompe un poco cuando tratamos de hacer esto en la actualidad, es distinto, de lo otro podríamos tener un debate pero sí encontramos estas figuras, incluso algunos nos dirían que es Octavio Paz: porque es Nobel, es Paz, su prosa limpia, cristalina, los ensayos, lo que generó, bueno, yo soy de la idea de que son mucho mejores escritores otros, pero es debatible, y este debate es mucho más grande en la actualidad.
–También está Bonifaz Nuño, Fernando del Paso.
–Bonifaz Nuño un gran poeta, Fernando del Paso que ha estado en boca de todos por su trabajo, en algunas listas, con algunos análisis.
–Y de los escritores vivos, ¿quién te gusta más?
–Tal vez me he vuelto un poco anacrónico. Cuando empiezo a pensar en los que se colocan, los nombres que se me vienen a la cabeza, me generan muchas dudas. Por ejemplo, en poesía, parece que nuestro poeta actual por definición, tendría que ser Francisco Hernández, yo no estoy tan convencido de que tenga ese peso específico si lo pongo en comparativa con Villaurrutia, o con Bonifaz Nuño que tiene poco tiempo de que murió. Para mí tal vez de los últimos grandes poetas que murieron sí fue Bonifaz Nuño, y lo podemos entender casi como un poeta contemporáneo, para mí no alcanza los vuelos de Bonifaz, Francisco Hernández, mucho menos todos estos grupos que generó viciosamente, creo que sí tuvo sus problemas, toda la gestión de Octavio Paz, entonces si me pones a Labastida (Jaime), te diría que tampoco, y Vicente Quirate, tampoco, o Chumacero, o Gorostiza, pero seguimos hablando de tradición literaria, no estamos hablando, me cuesta mucho trabajo y quizá eso sea deficiencia mía, del ejercicio actual, me parece un ejercicio atomizado y eso es lo interesante, donde a veces incluso de un autor me puede gustar un libro y el siguiente decir: no, no me gustó. Y es válido, en su experimentación y en el ejercicio propio también realmente eso ha pasado, no puedes darle seguimiento a un autor porque no tiene esa constancia que a veces nos gustaría, a mí eso es lo que me resulta interesante, pero no podría decir: ah, este autor, porque yo creo que para nosotros, analizar un autor contemporáneo, es lo más complicado que se puede hacer, solo lo han podido hacer pocas personas.
Cada generación tiene que traducir a los clásicos
A Luis Javier Mondragón se le abotaga la mirada. Habla que es enjundia:
Yo admiro mucho, por su trabajo, a André Breton, lo que me gusta de él, cuando leo sus ensayos, es cómo demonios le hizo para identificar a grandes poetas y artistas contemporáneos de su época que al final trazaron o marcaron un camino, para mí esa es una figura excepcional desde ese punto de vista en la literatura. No he visto a nadie, ni incluso a editores reconocidos que hayan logrado esto, hay editores que rechazaron a Proust, a Joyce, es muy complicado, en cambio en su tendencia y la forma en que veía el mundo, su visión, Breton logró conjuntar estas visiones.
–¿Por qué traducir a Pessoa?
–A mí me parece poeta por definición, si yo hiciera un todo, que me parece ocioso hacerlo, de los mejores poetas que tienen qué ver con la tradición contemporánea, tal vez para mí estaría Pessoa, y a la par estaría Rine María Rilke, y yo creo que al final, para nosotros realizar un trabajo contemporáneo, tenemos que pensar en los clásicos, tendríamos que repensar el trabajo de los clásicos.
–¿Es el origen?
–Si quieres ver el origen, si quieres verlo como un diálogo, si quieres como una tradición, pero sería ahí. A veces nos pasa con artistas nuevos que piensan que descubrieron el hilo negro, y no saben ni de dónde viene esa voz, y es algo que ya se hizo hace bastante tiempo, y no quiere decir que ya no se va a lograr una originalidad, sino que podría resultar más interesante establecer estos procesos de diálogos, en este sentido la voz poética de Pessoa me parece que no ha perdido absolutamente nada de su valor, originalidad, y porque creo en una idea que no recuerdo ahora de quién es precisamente, que cada generación tiene que traducir a los clásicos, así perduran, una traducción de Shakespeare de hace cincuenta años, ya va a tener muchos cambios de una traducción que hagamos en la actualidad. La tradición actual contemporánea creo que sí tiene la obligación de traducir a los clásicos y volver a tirar a algunos del pedestal y colocar a otros, en su trabajo. Hay algunas generaciones que su figura máxima va ser Artur Rimabud, para algunos tal vez esa figura de Rimbaud, del poeta maldito, ya no, y les va a convencer otra forma de trabajo poético, y bueno pues será momento de volverlo a traducir, volverlo a colocar, volverlo a redimensionar en nuestro contexto contemporáneo.
El libro es un medio para transmitir
–¿Editar es una pasión o una necesidad por difundir el trabajo de los demás?
–Tienen que ser ambas, porque si no te apasiona editar pues te vas a amargar porque es un trabajo muy difícil que no tiene nada qué ver con la creación, tiene qué ver con otras cuestiones, del libro, de tener amor a un libro y en la actualidad lo que no me acaba de agradar con editar, es que parece que el libro por sí mismo ya tiene un valor más allá del contenido, como libro de artista, y yo no creo que exista el libro de artista, creo que existe el libro, y el libro es un medio para transmitir algo, el libro por sí mismo no lo es, esa es idea mía, aunque he visto libros de los que digo que cosa tan increíble. Claro que tiene que estar dentro de un catálogo, pero esa es preocupación en la edición de algo, nosotros tenemos que pensar que para que un libro sea eficiente tiene que estar establecido para que las personas puedan leer el contenido de la mejor manera, hay que editar bien para que llegue bien el mensaje, el libro es el medio.