Las lágrimas de la Virgen

Migde Pino

Una mañana los magdalenenses en su rutina diaria circulan tranquilamente, de pronto, para el asombro de muchos dan la noticia de que la Virgen de la parroquia de San Felipe de Jesús está llorando.

¿Ya viste que en la iglesia de San Felipe está llorando la Virgen?  Todos preguntan y comentan en el lugar donde me encuentro. Busqué algún argumento que pudiera justificar el agua en el rostro y muchos pensamientos pasaron por mi cabeza, al mismo tiempo me cuestionaba la autenticidad del suceso.

Pensé que la imagen está en alto y las señoras celadoras no pueden alcanzar a la virgen para hacerle algún truco con el agua. Agarré mi celular, me fui a las redes sociales y me encontré con que estaba saturado con las imágenes del rostro de la virgen del templo de mi barrio.

De inmediato le marqué a la secretaria Lily, que es mi amiga, y me dijo: “Vente de volada… ¿qué estás esperando?”.  Le pregunté al párroco si era cierto el suceso y me dijo que él se dirigía a Magdalena y que también se acababa de enterar.

Me fui sin arreglar, me preocupaba porque siempre estoy frente a todos con mi cámara. Llegué al templo y comenzaron a congregarse, algunos hasta en pijamas iban por la premura de llegar y alcanzar a ver la manifestación mariana.

Las bancas ya estaban todas ocupadas por los creyentes que rezaban el rosario y cantaban alabanzas, coincidió con que es el día de la natividad de María. Era la una de la tarde y muchos estaban ocupados por ser la hora de comida o de recoger a los hijos en las escuelas. Me retiré y volví media hora después. Ya había una fila muy ordenada, en silencio. Vi caras desencajadas de quienes se iban acercando a la imagen para la veneración.

Esperaba encontrar algarabía, desorden o quizás a algún fanático haciendo algún tipo de escándalo.

 

Continuó llegando la gente al templo en silencio.

Vivo a dos cuadras de la parroquia que mi abuela Ramona Miranda de Pino construyó a San Felipe de Jesús en gratitud por un milagro recibido en 1960. Aunque la realización del templo inició el día 13 de enero de 1964.

Frente a la imagen de la virgen Reina de la Paz que todos veneraban en ese momento está el nicho con las cenizas de mi padrino: Monseñor Teodoro Enrique Pino Miranda, quien fue obispo de Huajuapan de León, Oaxaca.

¿Cómo no cimbrarme?

Algunas personas derramaban lágrimas en silencio, bajaban su rostro con sus manos juntas, solo ellos saben qué oraban. Las personas entraban y salían en circulación permanente.

Fuera del templo todos preguntaban quién había sido la primera persona que la vio y quién la había grabado.

Lo ignoro, respondí. Aunque la virgen ya no estaba llorando, la llegada de los creyentes generaba un ambiente de unión o de hermandad.

Imaginé que la misa de diario, que entre semana es poco concurrida, tendría un giro. Y así fue, nadie los convocó, solo llegaban las personas, con gran respeto y en silencio, como si fuera un funeral.

Normalmente la gente platica previo a la celebración, pero el silencio de los fieles católicos fue interrumpido cuando el coro dirigido por el profesor Luis Reyes comenzó a entonar Las mañanitas.

Me acerqué al altar y continué grabando por si el material lo llegara a requerir la parroquia.  Observé a la gente que esperaba la celebración eucarística y todos tenían un rostro con cierta tristeza. Generalmente en todo tipo de celebración sacan los celulares y graban. En esta ocasión solo yo era quien estaba grabando.

Hace unas semanas el colectivo de las Madres buscadoras de Magdalena se reunió en esta iglesia en la jornada de oración a la que convocó el arzobispo Ruy Rendón.

Los hechos violentos que iniciaron hace tres años en la región ha sido motivo de tristeza para los magdalenenses. En la espera de tener noticias de los seres queridos, que fueron víctimas de la desaparición forzada, el amor a sus hijos ha sido el motor de empuje para que la búsqueda no cese a pesar del sufrimiento que se prolonga por la incertidumbre o el no poder dar cristiana sepultura al familiar. La Iglesia también sufrió la pérdida de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua y en todos los sectores de la sociedad prevalece el miedo y la necesidad de buscar la paz.

 

Algunos que visitaron la imagen dicen sentir tristeza al ver la manifestación mariana en forma de lágrimas. Asocian el dolor que se ha vivido en el pueblo por la inseguridad que ha arrebatado muchas vidas.

Cada quien desde su perspectiva vive el acontecimiento que cimbró a los fieles católicos. El sacerdote Jesús Eleazar Tarazón al inicio de la homilía invitó a que dieran su testimonio las señoras Arminda Ayón y Olivia Vidrios, quienes fueron las que presenciaron y grabaron el acontecimiento al ver que se incrementaba el flujo de lágrimas. El Padre “Chuchay” hizo un llamado a buscar la paz y fortalecer la fe, para mover corazones y acercar a Dios a quienes se acerquen por curiosidad, dudosos o confiados a venerar a la Virgen en su advocación de Nuestra Señora de la Paz.

El ambiente después se tornó alegre, muchos buscaban el sacramento de la reconciliación y los feligreses mantenían la prudencia y respeto en busca de una explicación natural.

La parroquia continúa con visitas constantes, y ahora con fieles católicos de diferentes lugares. Incluso quienes profesan otra religión se han acercado a observar la imagen de la virgen en búsqueda de alguna explicación.

 

Una Respuesta a Las lágrimas de la Virgen

  1. Excelente crónica de un suceso que por segunda ocasión sucede en este bello pueblo mágico de Magdalena, ya que hace más de una década la imagen de la virgen Maria apareció súbitamente en una añeja construcción, donde hoy es precisamente una capilla en su honor. Felicidades Migde por esta historia llena de fe y esperanza

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