Las calaveras de Fernando Robles en Bellas Artes

El muerto al pozo y el vivo al gozo

Proverbio popular

Inés Martínez de Castro

Desde la víspera del 2 de noviembre, el día en que según la cultura popular, los fieles difuntos regresan a visitar a los vivos, el centro emblemático de la cultura de México, el Palacio de Bellas Artes, se engalana  con la obra del pintor sonorense Fernando Robles, quien desde hace algunos años ha renovado y resignificado la tradición de las calaveras que iniciara José Guadalupe Posada.

Grandes lienzos coloridos, murales transportable los llama Fernando, podrán  ser admirados en el restaurant del recinto. Por los amplios muros transitará una magnífica procesión de calacas llorosas ataviadas de charros, de chinas poblanas, niñas y niños y hasta un perro calavera  que se dirigen hacia un féretro cubierto de flores y flanquedo por los deudos cuatro cirios encendido. En medio de la escena, en las que se incluyen músicos y trabajadores blandiendo sus instrumentos de labranza, una clavera sostiene una corona con la leyenda “Viva la vida” mientras angelitos-calacas vuelan tocando instrumentos  musicales sobre los personajes, bajo el féretro las ofrendas de comida y bebida.

Todo ello explica el porqué de una exposición de calaveras en un restaurant, y es que la celebración del día de muertos es en realidad una fiesta a la vida. En ella  la comida y la bebida son protagonistas, ya que en las ofrendas se incluyen los platos preferidos de los difuntos, que serán degustados  por los vivos después de que las almas que regresan hayan absorbido su esencia. Aquí los visitantes podrán disfrutar de la excelente cocina y el bar.

También disfrutará el visitante del cuadro de fondo rosa. Cuando visité a Fernando Robles en su casa hace algunos meses, trabajaba en él, y aquí entre nos me dijo ─ es que el rosa es muy difícil de lograr, pero con su maestría, claro que lo logró, un rosa esplendoroso con altas plantas y hojas en forma de flor de lis entre las  que calaveras fisgonean a una pareja de catrina y catrín, elegantemente vestidos, bailando al ritmo de músicos clavera suspendidos entre el follaje y sobre ellos un letrero que dice “Qué bonita es la vida”.

La maestría de este pintor, ilustrador, dibujante y escenógrafo se muestra en estos lienzos de gran formato, aunque no será la primera vez en que Robles haya pintado este tipo de murales transportables. El 25 de octubre de 2007 se inauguró en el Museo Franz Mayer de la CDMX un  mural de 24 metros de largo titulado “La Pulquería”, obra que se convertiría  en libro cuya primera edición salió  a la luz en 2006 y la segunda en 2018 y fue presentada aquí en Hermosillo en la Quinta de Anza, donde durante dos años consecutivos se exhibió parte de su trabajo de claveras festivas.

Pero ¿quién es Fernando Robles? Aunque nacido en Etchojoa es en realidad un ciudadano del mundo, el cuál  ha recorrido personalmente y a través de su imaginación creativa. Estudió escenografía en la Universidad de Sonora, realizó estudios de pintura en Guadalajara y ha expuesto en diferente ciudades como Nueva York y París donde vivió y obtuvo el premio del Festival Internacional de Pintura  de Cagnes-sur de-Mar. Su obra también  ha sido admirada en Londres, Lyon, Luxemburgo, Chicago, Sao Paulo y en muchas otras ciudades. Viajó a Argentina,  desde nuestro país en bicicleta y de allí hasta la Patagonia, desde hace años volvió a la Ciudad de México.

Hoy podemos admirar su obra alusiva a esta tradición mexicana de Día de muertos, no se la pierda es en El Palacio de Bellas Artes.

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