Jacinto Carrasco
El diablo, el hijo favorito de Dios. Su único pecado es la soberbia. Un ángel caído que puede volver al cielo siempre y cuando se arrepienta de su pecado de superioridad. Dios creó el libre albedrío, lo que se contrapone al destino y a la predeterminación. Dios debería entender que el diablo no tiene la capacidad de arrepentimiento. El diablo fue injustamente expulsado del cielo, ya que predeterminadamente se maneja bajo las reglas que su padre estableció. El diablo nunca ha negado querer volver al cielo, lo único que desea es destronar a su padre y reinar según sus propias reglas, acabando así con la obsoleta monarquía de su padre. El peor error de Dios fue la soberbia de pensar que todo saldría como él quería… se asemeja a la condición del diablo.
Según varias interpretaciones del cielo y el infierno, el cielo es un lugar donde puedes hacer lo que más te gusta para toda la eternidad, el infierno es un lugar donde te castigan con tu mayor pecado (lo que más te gusta) para toda la eternidad. Suena parecido, solo que hay una pequeña diferencia, la CULPA, un término totalmente subjetivo.
“La culpa es como un saco de ladrillos, solo hay que descargarlo.” (El abogado del diablo, 1997).
Uno mismo puede decidir qué es la culpa, por más pecado que sea, si uno se acepta a sí mismo, con sus errores y virtudes, morirá libre de culpa, de uno depende si siente su muerte como un cielo o como un infierno.
El cielo y el infierno no existen, es el recuerdo más fuerte que se repite en la mente al momento de morir, para toda la eternidad, tal vez.
“– ¿Qué es un fantasma? – Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez, un instante de dolor, quizá algo muerto que parece por momentos vivo aún, un sentimiento, suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar. Un fantasma, eso soy yo.” (El espinazo del diablo, 2001).
A esto yo agregaría, un fantasma es ese último recuerdo que quedó después de la muerte, bueno o malo, es un destello que aparece cuando están las luces apagadas, es esa energía que solo las personas sensibles ven.
Un fantasma no es bueno ni malo, es un recuerdo. El cielo y el infierno no son tan diferentes, es el camino que sigue la energía al desprenderse del cuerpo, ya sea positiva o negativa. Dios y el diablo son en realidad la misma persona, ya que están hechos de la misma energía, solo que uno es positivo y otro negativo, pero ninguno puede existir sin el otro.
La biblia, al igual que el cielo y el infierno es la interpretación de la palabra de Dios según diferentes culturas con reglas dictadas por su gobierno. Con esto no digo que matar sea bueno, pero siempre queda la duda de qué es más importante, matar a un animal o a un ser humano. Dios creó al hombre, el cual se sirve de las plantas y animales para su supervivencia y la de su familia, pero esa es la interpretación del hombre, tal vez las plantas, los animales, los hongos, etcétera, tengan su propia interpretación de la palabra de Dios. Los animales están libres de culpa, pero al ser inferiores al hombre, no tienen derecho al paraíso.
“La historia la escriben los vencedores” (George Orwell).
En nuestra historia, nosotros somos los vencedores, por fuerza, por inteligencia, sobre el resto de los seres vivos de la tierra, y por nuestra fuerza e inteligencia es que nos estamos autodestruyendo, con guerras, con contaminación, con alienación entre nosotros. Entonces, ¿quién es más inteligente? ¿El ser humano que corta un árbol para crear picadientes o el árbol que genera oxígeno, alimento y estabiliza la temperatura para el resto de los seres vivos? Ni siquiera la ‘mala hierba’ destruye el mundo donde vive.
“Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.” (Jesucristo, interpretado por Juan 8:7).
Un verdugo es quien da castigo a la persona que causó el pecado, pero una capucha no lo exime de sus pecados como ejecutor.
El cielo está en lo natural el infierno en lo artificial, no hay que morir para llegar a ellos, en vida vemos el paraíso en una isla desierta y vemos el averno en una ejecución.