Glenda Landavazo: “Uno tiene que oír su voz interior”

Carlos Sánchez

Me gusta soñar… que tú eres mío. El remate de la canción es antecedente para el aplauso de la concurrencia.

Glenda Landavazo canta en Kiosco del Arte de la Pitic, en el tradicional miércoles de Músicos Trabajando.

El piano que la acompaña emerge desde la magistral interpretación de Alejandro Corona. Es noche de Canción Mexicana de Concierto.

Se cumple el objetivo, a manera de vaticinio de lo que hace unos minutos la soprano declaraba: “Que la gente se sienta tocada por la música”. No puede existir mejor avala de un buen concierto, que los aplausos.

Antes de tercera llamada, en la emoción que habita en el teatro del Kiosco, Glenda atiende esta conversación:

–Glenda, ¿qué te provoca el hecho de cantar en Kiosco del Arte, en contexto de Músicos Trabajando?

–Me encanta. Estoy fascinada, orgullosa por el proyecto que traemos, con música maravillosa y con un acompañante que es un músico excelente.

–Cuéntame del repertorio, las canciones que se incluyen y el criterio de selección.

–Es música de Vicente Garrido, de Mario Ruiz Armengol y de Alejandro Corona. Elegimos esta música porque consideramos que son (Garrido y Ruiz Armengol) dos músicos mexicanos valiosísimos, de la más alta calidad, consideramos que es canción de arte lo que ellos hacen, y entonces nosotros elegimos el repertorio de acuerdo a nuestros gustos, siguiendo la temática del amor, del desamor. Y hemos acariciado este proyecto por alrededor de tres años.

–Cuéntame de esa canción que te emociona muchísimo, que está en el repertorio y el por qué.

–Cada una tiene su encanto, pero hay una que se llama Voy tras de ti, que dice muchas cosas íntimas de la pareja, sin ser nada obvio: Quiéreme, siénteme, a cualquier hora búscame, sin que lo pida aliéntame, háblame, no puedo estar sin ti… está en un ritmo de joropo, es muy agradable, sensual, íntima. Me gusta mucho, es de Vicente Garrido. También me gusta mucho el vocalizo, de Alejandro Corona, que fue escrito originalmente para violín y piano, y yo hago la voz del violín.

–¿Qué música escuchabas de niña?

–Yo bromeo diciendo que Raúl Velasco fue mi maestro de estética porque lo que salía en Siempre en Domingo, era lo que escuchaba, y de ahí ya yo decía: me gusta José José, me gusta Yuri, Rocío Dúrcal. Eso era casi todo lo que me gustaba. No tuve la formación de escuchar música desde pequeña, pero siempre me gustó la música. Cuando ya me di cuenta que a lo mejor podía cantar, empecé a buscar a autores, a buscar música distinta porque lo que era completamente comercial no me llenaba tanto.

–¿Qué significa la música en tu vida?

–La vida me cambió cuando descubrí que podía cantar, me he vuelto una persona más feliz, más propositiva, creo que uno tiene que oír la voz interior cuando le dice dedícate a esto, o busca, quizá no dedícate al cien por ciento, porque yo ya había estudiado Ciencias de la Comunicación cuando entré a los talleres de música de la Universidad de Sonora, por mero gusto y placer. Pero yo creo que uno tiene que seguir su voz interior.

–Debe haber un concierto en tu historia donde haya ocurrido algo que quieras contármelo.

–Fue en San Luis Potosí, yo estaba muy nerviosa porque iba a cantar con La nopalera, este grupo precursor del canto nuevo en México. Me invitaron en 2016, yo estaba muy nerviosa porque no había cantado canto nuevo, y porque era un escenario muy grande, importante. Me vestí de seri, la gente me preguntaba de dónde es esa etnia, y yo me sentía muy orgullosa de traer mi collar de salvia, muy feliz de cantar ese repertorio con buenísimos músicos.

–Esa fue una noche extraordinaria como sin duda será hoy, ¿qué esperas que ocurra en este concierto?

–Quiero que todos fluyamos, que la gente se sienta tocada por la música y nosotros que seamos tocados por la audiencia. Quero que conozcan esta música, que se enamoren, como yo, de esta música.

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