Esta es una manera de reflexionar la infancia

Como si ya lo hubiera visto. Foto: Juan Casanova

L. Carlos Sánchez

El universo ocurre precisamente allí. En ese paraje siempre vivo de la infancia. Recurrir a él durante los instantes que uno permanece en la vida, se nos manifiesta inevitable.

Estas son algunas conclusiones a partir de conversar con Carolina Ferrá, coreógrafa, directora de Callo de Sal Producciones, quien participa en Un Desierto ara la Danza 2018.

Y esta es una conversación con Carolina a propósito de su propuesta. Antecedentes y argumentos de la coreografía:

Como si ya lo hubiera visto es una pieza que aborda el tema de la infancia, por eso la alusión al nombre porque es como si ya hubiera vivido esos juegos de la infancia, y dentro del movimiento hay juegos de deja vu, también. La música es original, me gusta mucho trabajar con diseño sonoro para la obra, entonces está música se hizo para la pieza”.

–Estar en Un Desierto para la Danza con esta coreografía, ¿qué te significa?

–Estoy muy contenta, es muy importante la plataforma que se abre para nosotros los jóvenes coreógrafos ya no tan jóvenes, alguna vez comenté que cuando empecé a estudiar danza yo veía el Desierto y era lo que me motivaba a mí, ver esas funciones, ver esos trabajos de gente que tanto de aquí, que fue el motor principal, como la gente de afuera: los talleristas, las conferencias, es todo un  mundo donde hay mucho aprendizaje.

–Aprendizaje, palabra toral en nuestras vidas, por siempre. ¿Cuál ha sido tu aprendizaje en este proyecto a partir de los bailarines que eliges, qué les has aprendido a ellos?

–El riesgo. Arriesgarse todo el tiempo, estar con la disposición de manera positiva, lograr trabajar en equipo, lo cual en estos tiempos es muy complicado, y sobre todo congeniar y trabajar en equipo, todos los que estamos en el proyecto porque venimos de distintos lugares y tenemos diferentes edades y bagajes.

–Con jerarquía o humildad, ¿cómo resuelves la dirección?

–Con humildad. En cuanto a jerarquía siempre hay alguien que tiene que poner orden, creo en esa jerarquía, pero en mi dirección hay propuesta de los bailarines en cuestión de movimiento, en cuestión de producción, y se acepta, si lo que se propone va en beneficio de la obra, bienvenida la propuesta.

–¿Qué disfrutas más, el proceso de producción del montaje o ese momento en el que ya observas a tus bailarines en escena?

–No podría decir que disfruto más una cosa que la otra porque cada cosa te da algo diferente. El proceso a veces es muy divertido en cómo en los ensayos se proponen cosas y cómo juegan entre ellos con las premisas que uno les da, y a la hora de ya ver el resultado obviamente cambia porque en la presentación es otro espacio, a diferencia del lugar del ensayo, y hay otros elementos como la iluminación que te mete más a la magia, pero yo disfruto las dos cosas, el proceso y el momento de estar en escena.

–¿Qué detona en ti para que surja la idea de Como si ya lo hubiera visto?

–Trabajo con niñas y niños, soy maestra. Y me he dado cuenta que la infancia es una edad que te marca y si la vives feliz, pues que bien, pero si no eres feliz: ¿cómo superar eso? Esta es una manera de reflexionar la infancia, ¿cómo son los niños?, cómo de repente uno subestima, los niños son personas muy inteligentes, son menos complicados que los adultos, no tienen miedo, y conforme uno va creciendo se va haciendo más miedoso. Esa es una parte, el cómo retomar el riesgo de los niños que también lo tienen los bailarines, con sus retos porque también temen, pero en los ensayos se trabaja eso, perder el miedo, y como tirar el foco a la infancia.

–¿Por qué bailar, por qué dirigir, por qué la danza?

–Yo quería estudiar teatro, pero vi un trabajo de Antares, los veía y sentía que había actuación y danza, movimiento, que hablaban a través del cuerpo, entonces me fui inclinando por la danza, por este hecho escénico que vi. Y ¿por qué bailar?, porque es una manera de sentirme viva, por eso extraño bailar también, porque es una manera que dentro de la sociedad que vivimos, despiertas otras sensaciones que la vida no te da. Y ¿por qué dirigir?, porque sigo clavada con el trabajo en equipo, poder hacer un grupo y trabajar en él, en estos tiempos de individualismo exacerbado, el dirigir, sin irme a la jerarquía, es como poner un orden y hablar de lo que a uno le impacta, lo que a uno le mueve.

–Cuéntame uno de los momentos más felices de tu infancia.

–Cuando yo tenía ocho años de edad, tenía vecinas que tenían patines, yo no tenía patines, aprendí a patinar con los patines de una vecina. Y era muy feliz andar sobre ruedas, hasta la fecha es algo que me gusta mucho, patinar. En ese tiempo no vendían patines aquí, de pronto llegaron a una tienda, y me los compraron, ese día llovió, me puse a patinar adentro de mi casa, y nada me importaba porque ya eran mis patines. No paré de patinar y fui muy feliz.

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