El tembot: la instrumentalización de la desgracia

Bruno Herley

Desde el primer día del temblor, las televisoras pusieron manos a la obra para convertir la desgracia en un talk show más. Entre los segmentos de los pedidos de auxilio y cooperación a la gente, los conductores encaminaron la desdicha hacia una personalización de marketing, una especie de vasija informativa para depositar todo y así crear una fácil identificación y conducto adecuado para hacerlo llegar a sus consumidores.

Sin pudor alguno, como si no hubiera un productor de contenidos que validara la información, Televisa se apropió de un rumor, le metió horas de conducción en donde lo localizaron y a base de lloriqueos de la reportera y discursos de lamentaciones, crearon un producto de rating, para ello, la televisora implantó una burbuja y de ese modo dirigió la desgracia hacia donde querían: aderezaban la transmisión con tomas y reportajes de otros zonas de la Ciudad de México golpeadas por el temblor, pero en contraste era poca la información de otros lugares donde el sismo también había hecho estragos, como Morelos, Puebla, Edo. de México, Oaxaca; el cerco informativo era para posicionar al rumor y, al paso de las horas, sanitizar la imagen: las fracturas eran en los edificios, no en la sociedad mexicana: gobierno y pueblo trabajando en conjunto, sin discrepancias, y para cerrar el círculo: Frida Sofía, la niña bajo los escombros comunicándose con un Smartphone, en quien —no importaba si existía o no— habían encontrado el símbolo que les permitía instrumentalizar los sentimientos, sin dejar espacio a la reflexión. Frida Sofía fue mitificada, convertida en una realidad alterna que le permitió a Televisa brincar a Facebook o Twitter, en las cuales le ha ido muy mal. El consumo de la imagen con una reportera guapa y de buena dicción al narrar los hechos, con el fondo de la escuela derrumbada y gobierno y pueblo trabajando hombro a hombro, mostraban que México era uno solo. Fue una jugada magnifica que incluso permitió acceder de manera transversal a medios con los cuales están confrontados.

Tuve, por un momento y de manera oculta, a Televisa en el timeline de mis redes sociales, esto me llevó a encender de nuevo la televisión y descubrir que solamente la televisora de Azcárraga le dedicaba una gran parte de la transmisión al caso de la niña atrapada bajo los restos de la escuela y pasé a ser un soldado en cada hijo te dio. Fui presa de un bot (https://es.wikipedia.org/wiki/Bot) inducido desde un medio al que ya le han puesto muchas fechas de defunción, pero que todavía sigue dando sus coletazos. Me habían dado a consumir algo, aparte del atole con el dedo.

Y la realidad es brutal, no perdona los errores. En la guerra informativa, como en cualquier guerra, no puedes subestimar a tus enemigos. La minimización y denostación de la televisora a toda la información que corría por las redes sociales, con lo cual trató de quemar el puente que había tendido hacia ellas y ya que yo había cruzado hacia la televisión, se le revirtió pasadas las horas, cuando la duda —ese significado mágico que nos permite ver más allá— comenzó a correr por la red y surgía otra indagación: tal vez no había una Frida Sofía.

La historia es importante, nos permite aclarar la mirada, ver con mayor perspectiva a personas e instituciones, anticiparnos un poco a los hechos; la historia de la manipulación de información por parte de Televisa cayó como pesado muro sobre su propio lomo, esto me dejó desnudo y avergonzado, el temblor no sólo sacudió la tierra, también mi mente, olvidando por un momento el comportamiento retrogrado de la emisora, la cual no ha podido acceder en su totalidad a las redes sociales donde le tupen duro y bonito. La estrategia salió mal y siguen siendo el tonto del aula, pero ahora con un anuncio pegado en la espalda que invita a darle una patada fundillera, lo peor de todo es que ellos mismo se lo pegaron ahí.

Azcarrága Jean y sus tink tanks siguen buscando el hilo a la madeja, quieren que a fuerza de estrategias de comunicación olvide el significado de Televisa en la vida política y social de México, y lo lograron por un momento. Rompiendo una lanza a favor de esta entidad malévola, quiero pensar que también fue instrumentalizada por las mentes perversas del gobierno: les aventaron un cebo y dejaron que todo corriera con naturalidad, aprovechando su alicaído rating; a Denise Maerker, Loret de Mola y a la morra Danielle Dithurbide les dijeron: ahí les va el lodo pa´que se revuelquen.

Lo único cierto es que Televisa sigue despreciando el tiempo donde vivimos y eso ya le cuesta millones de pesos y un futuro nada claro. Habría que ver el comportamiento de las acciones de esta empresa en la bolsa de valores, la incertidumbre que crearon no es para menos.

pd. A la otra Frida, la perrita de la Armada de México, me he propuesto no caer en su falacia de asociación 😉

*Bruno Herley, poeta y narrador. Ha publicado en antologías de poesía y cuento, tiene una novela corta de nombre Dios es sólo un nombre (cómo matar un pájaro con marketing), disponible en Amazon.

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