L. Carlos Sánchez
Después del protocolo, los aplausos, el discurso de rigor, las sonrisas que felicitan. Luego de la anuencia para invadir la sala-galería, la oportunidad para abrir las puertas del pensamiento.
En la ocasión más preciosa de la algarabía, le solicito al fotógrafo Nahatan Navarro Félix, una entrevista. Allí, en contexto de su exposición Los que se quedan (Las cuevas de Hermosillo), en Sala de Arte de Instituto Sonorense de Cultura, en Hermosillo, en marco del programa Fotosonora.
La mirada de Nahatan es la respuesta. Nos hacemos espacio y conversamos. Yo hablo de la textura de su fotografía, le reseño la poética que entra por mis ojos, desde su propuesta. Le pido me de sus argumentos del por qué extraer lo poético de esos espacios donde a todas luces parecería ser lo más paupérrimo. El tema son los migrantes, los lugares que son de paso o para siempre. Nahatan expone:
“Yo creo que es una problemática social muy actual en el municipio de Hermosillo y en el estado de Sonora: la migración y la indigencia.
“Duele ver cómo se puede organizar la sociedad para tratar de retirar de una colonia a personas que por lo regular están allí viendo qué es lo que pueden conseguir para seguir su camino, cómo pueden hacer declaraciones (¿los funcionarios?) en algún momento, o cosas que puedan hacer que la sociedad voltee a ver de manera negativa este fenómeno social, cuando este fenómeno lo único que necesita es apoyo y tratar de combatir los dos pilares que mantienen la indigencia en el estado como pueden ser los problemas de salud mental y los problemas de drogadicción.
“No considero que esto sea lo más bajo sino que son conceptos que venimos cargando, que tenemos predispuesto el chip para verlos de manera negativa y hay raza que simplemente pudo haber tenido un mal rato y está de paso en la ciudad y necesita un pequeño empujoncito para salir adelante. Eso es lo que trato de ver de una manera frontal, de manera par, en los retratos, en las cosas que hacen y en los lugares que habitan, buscar una indentificación y ver cómo el sentido de supervivencia es más visible cuando se tiene menos, y tratar de crear una empatía con estas personas”.
–Y de lo otro, sobre la pregunta que te hago de la poética, la textura en algunas de las fotos, porque esto es un híbrido, no es solo el rescate documental de los que se quedan, los migrantes, también está la poética del paisaje y de las locaciones, ¿por qué apostarle a esto?
–No sabría contestar con certeza el por qué la atracción hacia las texturas o hacia los aspectos de los lugares donde ellos viven, simplemente es algo que me atrapa y son los detalles que considero que es cuando debo levantar la cámara para hacer click, cuando veo algo que me llama fuertemente, o que considero que debe estar dentro de la serie, puede ser como en este caso la tetera con tizne, la persona dormida, o el tonayan que está allí, que es lo que hace que veas una pequeña diferencia en un lugar que parecería igual siempre, ese pequeño detalle puede ser lo que me estás diciendo como textura, o esa pequeña diferencia en el día a día que cuando vas al lugar notas y te llama la atención y dices aquí es, esta imagen debe de estar, esto es lo que quiero decir, cuando tomo la decisión de integrarlos a la serie fotográfica saliendo un poco del cuadro documental, o saliéndome un poco de las normas establecidas de lo que es no mover, no tocar, no ver, no sentir cuando estés haciendo una fotografía. Eso puede ser, no sé si te pueda contestar con certeza.
–Cuéntame la historia de este retrato.
–Estábamos cuatro personas en la habitación, yo estaba sentado a un lado de este personaje y estaban dos personas más conmigo pero esta persona del retrato estaba viendo hacia otro lado, inmersa en su dilema de qué hacía, si se quedaba o se iba, porque es migrante. Hice click dos o tres veces y él ni se inmutó, no me preguntó por qué estaba tomando fotos, no quiso saber quién soy, pero para mí lo que estaba representando más ese momento no eran las personas que me estaban dando la información, sino él, el del retrato, que estaba como en otro lado. Es una luz frontal, hay una ventana en este cuarto, enmarca perfectamente lo que yo quería, el color de la ropa, la mirada de la persona. Es ahí cuando uno levanta la cámara y dice: órale, aquí es.
–Alguno de los personajes del que me quieras hablar.
–Por ejemplo en el video en el que está la persona con la bolsa encima, es de las piezas que más me gusta. Es una persona que está con un encendedor debajo de la bolsa, entonces en el clip, si pones atención, se escucha el encendedor, se ve la luz de la flama que está utilizando y hay un juego entre al aire, la bolsa y la mano de la persona y el cuadro y el sonido de la bodega de enseguida que la estaba derrumbando, se estaba cayendo el mundo enseguida de él y la persona está inmersa en su onda, en su problema, en lo que él quería estar haciendo en ese momento y para mí es algo que retrata perfectamente la circunstancia de toda la serie.
–¿En algún momento puedes sentirte invasivo o imprudente?
–Jamás tuve ningún problema, ni agresión, ni intento de que me quisieran hacer daño, pero creo que todo tiene qué ver con la intuición, saber dónde sí estás bien, dónde sí puedes seguir trabajando, dónde está el ambiente para lo que quieres hacer, y cuándo no. Me tocó llegar, sentarme media hora, ver que el ambiente estaba pesado, levantarme y sin hacer ningún disparo regresarme a mi casa o a mi trabajo.
A veces era muy difícil, la impotencia de querer hacer foto pero la intuición, la conciencia, la vista de que el ambiente no estaba para eso e irme. Ahí es cuando me puedo sentir invasivo o fuera de lugar. Creo que lo que sirvió para desarrollar esta serie, en tanto tiempo, fue tener la fortaleza de decirme hoy no ha fotos, no hay ese retrato y me iré pero podré regresar y lograr que los personajes no te vean como un estorbo, como una molestia.
–¿Por qué quieres mostrarnos esto?
–Creo que todo trabajo artístico tiene qué ver con el autor y la empatía hacia las personas que están viajando, que se están moviendo, tiene mucho que ver con mi estabilidad, con mis compromisos que no me periten hacerlo como ellos, querer tener algo que no está a mi disposición, querer investigarlo, sentirlo ser parte de ello, es lo que me hace que yo esté aferrado a esa sensación de estar allí. Todo lo que no puedes hacer es lo que vas a querer siempre hacer. Esa sensación en las que busco en las fotos.
Exposición Los que se Quedan (Las Cuevas de Hermosillo) en Sala de Arte de Instituto Sonorense de Cultura, permanece del 22 de septiembre al 12 de octubre.