
Poemas: Bruno Herley.
Poema 15
En los noventa,
sentados en una columna de carros viejos,
mirábamos aviones
rozar el techo de las casas,
el humo de tabaco
desaparecer en la noche.
Las noticias llegaban con olor a humedad de pasto,
era la radio del velador,
un viejo rengo que arrastraba el resto del cuerpo.
Las revistas caducaban en los quioscos
y los besos sabían a frambuesa.
Imaginamos el hongo nuclear en el horizonte,
aviso de ocasión
donde las guitarras aturdían al solfeo.
Fue un dos de noviembre
la última vez que estuvimos ahí,
la estática de la radio duró toda la madrugada,
no había vuelos por la huelga de aeromozas.
Antes de irnos
escuchamos pájaros entre las columnas de la chatarra.
El siglo
casi llegaba a su fin.
Poema 19
Pasar por las calles
cuando los perros
derriban cestos de basura y uno ve
las primeras palomas del día.
A lo lejos
el mar es gris
y los barcos recorren
la curvatura del planeta.
El sol es fuerte,
arden los moretones en el cuello,
las raíces del pelo,
el cuerpo pide una escalera
para bajar: la noche fue de golpes,
navajas en el sudario,
cobros indebidos de una madrugada tiesa,
pies fríos en hoteles.
Nada nace a esas horas,
solo colillas de cigarro en migas de pan,
aliento amargo,
besos
a la copa.
En el muro
el mar llega despacio,
atiborrado
de ratas ahogadas,
basura de comilonas en altamar,
su sonido
es el arrullo de los náufragos
antes de morir.
Hay mierda para todos,
para los que venimos,
para los que vamos,
a cualquier hora de comer.
Estos poemas forman parte del libro El año que se fueron de fiesta, próximo a publicarse.
Bruno Herley. Ha publicado en antologías de poesía y cuento, tiene una novela corta de nombre Dios es solo un nombre (cómo matar un pájaro con marketing), disponible en Amazon.