L. Carlos Sánchez
Seduce su capacidad de dominio en el escenario. La contundente seguridad en su actuación.
De pronto se levanta, toma el micrófono, alza la voz y saluda al más puro estilo de rockstar. Felicita a los presentes y aduce que son sus héroes. “Por asistir a esta presentación a esta hora”. Son pasadas las nueve treinta de la noche en interior de Palacio de Gobierno de Sonora.
Daniel Salinas Basave luce como un rockstar de la escritura, de voz potente. La cabellera rubia y la barba larga. La camiseta holgada y el tramo de mezclilla. Del periodismo a la literatura. La constancia en el ejercicio de letras. Ha ganado varios concursos en diferentes convocatorias. Para dar a conocer dos de sus obras: Juglares del bordo y Días de whiski malo, en el cual José Manuel Ávalos funge como presentador, Daniel visita nuestra ciudad. Esto en el contexto de la Feria del Libro Hermosillo 2018 (FELIH).
Salinas Basave propone su vitae: “Soy tijuanense por elección y adopción. Soy un lector que se ha ganado la vida como reportero, mi formación es de reportero, escritor soy accidentalmente. Como creador de ficciones soy un escritor tardío, pero en los últimos ocho años he estado pateando fuerte en la calle y recuperando el tiempo perdido”.
Hay manera de conversar. Daniel presta su tiempo para el tiempo de radio: Conéctate con la FELIH. De allí extraemos esta conversación:
–Daniel: en el prólogo de No toda la sangres es roja, de Carlos Padilla, el cual tú escribes, se siente tu pasión por la sala de redacción.
–La mejor escuela posible en mi caso, para aprender a contar historias, fue haber sido reportero en las calles de Monterrey y Tijuana. Es una gran paradoja porque a principios de los noventa donde se encontraban parados la mayoría de escritores de mi generación, es decir, acudiendo a talleres, publicando sus primero textos, yo estaba haciendo mis pininos en literatura, pero de pronto se me atravesó una droga muy fuerte a la que me volví adicto y que me agarró en su puño, me zarandeó y me tuvo por quince años sin escribir un solo párrafo literario: el periodismo. Y durante quince años solo publiqué en papel periódico, solamente notas, reportajes, columnas, pero todo en papel periódico. De pronto cuando me rehabilité de esa droga me di cuenta que el gusanito literario estaba allí, y a partir del dos mil diez me tiré a matar en esto y ya son doce libros.
–El ejercicio del periodismo, de esa droga de la que hablas, Tijuana está prestadísimo.
–Es un mar de historias, un gran nido de almas con historias impresionantes, desgarradoras, extremas, llenas de humanidad. Ahora este año que ha sido particularmente violento, el más violento de la historia este 2018 en el que ya en octubre hemos superado los dos mil asesinatos en lo que va del año, y dentro de este contexto de violencia extrema hay historias tremendas de migrantes que llegan de lugares tan lejanos, como Haití, por ejemplo y que acaban progresando en las calles de Tijuana. De hecho en gran parte de eso trata Juglares del bordoque es un libro que ganó el Premio de la Fundación del Libro, en Argentina. Este año lo presentamos en la Feria de Buenos Aíres y es un libro de nueve cuentos tijuanenses, el más tijuanense de mis libros y paradójicamente es el que fue a ganar un premio más lejos, y a publicarse más lejos porque ese libro por ahora solo está circulando en Argentina.
–Daniel Salinas Basave trae también bajo su brazo el libro de cuentos Días de wiski malo, la pregunta se me oferta obligada: ¿qué tan malo está ese whiski?
–Está terrible, grangerísimo, te da una patadota.
–¿Cómo surgen los títulos de tus libros?
–En el caso específico de Días de whiski malo, y también en Dispárenme como a Blancornelas, hice una pequeña votación con colegas muy cercanos a los que les tengo confianza y a los que a veces les paso manuscritos, y específicamente en Días de whiski malo, como siempre suelo terminar a las prisas, el día que ya lo iba a inscribir a un concurso, al Gilberto Owen, y ese día ya tenía el libro armado y no sabía cómo se iba a llamar, entonces yo decía le pondré el nombre de alguno de los cuentos pero no sabía si se iba a llamar Corona de muertos, Saurio sangranteo Días de whiski malo, una amiga me dijo que este último título se leía muy Bukowskiano, que se vería muy estereotipado, y bueno no me quería ver así, pero me gustaba el título que a aparte viene la frase en una canción de Fito Páez, Al lado del camino, donde habla del whiski malo, y quizá porque es una esencia que para mí los días magros, los días en donde la vida realmente te pega con puño cerrado, es cuando vas al supermercado y de una u otra forma tus ojos empiezan a girar hacia las botellas de wiski barato porque la vida no está sonriendo, por fortuna hace tiempo que no hay días de whiski malo reales, pero los ha habido y en su momento fueron inspiradores. Es una gran paradoja estar aquí un primero de noviembre porque hace trescientos sesentaicinco días, exactamente el primero de noviembre pero de dos mil diecisiete, Días de whiski maloestaba en Bogotá, Colombia, en la final del Premio Gabriel García Márquez, que es el premio más grande que hay en el mundo de habla hispana, y es increíble que haya llegado tan lejos, a la final de ese premio que ganó mi colega Alejandro Morellón, con El estado natural de las cosas, pero bueno, llegó a Bogotá y por haber sido finalista la Biblioteca Central de Colombia compró dos mil ejemplares y los distribuyó por todo Colombia. Ahora se puede encontrar el libro en todas las bibliotecas del territorio colombiano, las urbanas de Bogotá, Cali y Medellín, hasta las de las selvas y los pueblitos.