Isabel Rojas
Ayer soñé contigo (de nuevo)
El día llora, hundiéndose en las tinieblas
de este pueblo de fantasmas.
La ceniza cubre los techos de las casas,
y mis manos, desgastadas, desviven el horizonte.
Mi eco resuena por los callejones,
por los fúnebres arroyos y las vacías discotecas.
El silencio goza los gritos de los hombres
y el vacío recuerda tu presencia.
Los colores del cielo se despintaron el día que te fuiste
Vivo rodeada de grises opacos y blancos tenues.
Todas las flores se encuentran marchitas
y espero día y noche que nuevamente reverdezcan los arboles ya secos.
El atardecer golpea contra las aceras,
el olor a suciedad se cuela por los edificios.
La sangre corre calle abajo,
y yo te espero: aquí, siempre aquí.
A tu partida
Rincones sombríos
y persianas cerradas
alumbran tu ausencia.
Despliego contra la alfombra
los recuerdos del ayer
y mis dedos intentan dibujar tus ojos grises.
Mi alma te implora a gritos que regreses,
que no me dejes sola con los llantos de la luna,
con las cálidas lagrimas que endulzan mi piel.
Aunque tu te has marchado,
Los fantasmas y las sombras de esta ciudad me hacen compañía.
La luz decidió llover hoy,
justo el día que olvidé mi paraguas.
Decidí caminar una vez más
por el horizonte azul del olvido
y pronunciar tu nombre
cuando la noche se esconda bajo mi cama.
Arroparé mi memoria
en los faroles de la plaza
y tu imagen se desvanecerá
en la sucia agua de la fuente.
Temblorosa guardo la primavera
junto a mis vestidos
y desempolvo el otoño.
Isabel Rojas (Cananea, 1999), es estudiante de la licenciatura en Literaturas Hispánicas en la Universidad de Sonora.