Bruno Herley
Hay noches
en que uno es
una pluma
lanzada desde lo alto
de un edificio,
al tocar el suelo
nos convertimos
en líneas amarillas
a mitad del asfalto, nos levantamos
con en el traje abollado
y en el retrovisor
descubrimos en la parte trasera
quiénes fuimos
a los quince años.
Las luces en la calle
corren en sentido contrario,
son nuestros fantasmas
huyendo y
buscamos en la radio
aquella canción de un verano
veinte años atrás
y nos quedamos con la estática
como único remedio
para no jalar el gatillo
en la soledad de la carretera.
En el parabrisas
la lunaes la calca
de un rostro sonriendo,
el delirio nos ayuda a soportarlo, a planear
el crimen perfecto
en el área de abarrotes del supermercado
más cercano
y planear la fuga
solo
para sentirnos libres.
En el barrio
demolieron
una casa y un árbol,
ahí vivió don Jesús, quien,
para espantarnos,
colocaba un cráneo en la reja
del pasillo.